Como el diente de león

¡Que más quisiera yo que tener siquiera alguna de sus cualidades!

Pero ya que no, quisiera parecerme al diente de león en que quien le conoce; le valora, le aprecia y le puede utilizar en su beneficio.

Aunque yo no pueda contribuir a la mejora de la salud, ni aportar nutrientes al cuerpo; me propongo, de manera similar a como el diente de león dispersa las cipselas (en mi caso, palabras escritas) con ayuda del viento; (en este mi caso, etéreo, subliminal o virtual); con la ilusión, esperanza y confianza de que sirvan a alguien, en algún momento, para mejorar la salud de su espíritu; ya sea de manera positiva, porque haya encontrado algo que le reconforte; o negativa, reafirmándose en su opinión contraria, lo cual también puede satisfacer.

lunes, 2 de noviembre de 2015

Catalanes descontentos y leyenda de Svatopluk I

Svatopluk I, fue el segundo Rey de la Gran Moravia entre los años 871 y 894.

Le traigo a cuento porque a él se le atribuye la leyenda del padre que en el lecho de muerte pidió a sus tres hijos que salieran al bosque y trajesen cada uno una rama seca caída en el suelo. Cada rama debía tener el máximo grosor que pudiera cada uno de ellos tronzar con las manos.
Así lo hicieron y ya ante su padre, éste les dijo que se las diesen. Las juntó y se las dio a uno de sus hijos diciéndole que las partiese juntas. No pudo. Y le dijo que se las diera a uno de sus hermanos para ver si podía. Tampoco fue capaz. Y tampoco el tercero, cuando se las dieron para ese fin.
El padre les dijo entonces la razón de su capricho: con este ejemplo he querido fijar en vuestra memoria la idea de que la unión hace la fuerza. Si permanecéis juntos, seréis mas fuertes que si cada uno de vosotros actúa por su cuenta.

Habiendo tenido noticia de esta leyenda un padre contemporáneo, le pareció oportuno llevarla a la práctica con sus tres hijos y no esperar al lecho de muerte, porque nadie sabe nunca cuando va a morir, ni dónde; ni si los hijos van a estar presentes cuando aún se permanezca vivo; ni si se va a tener lucidez bastante y memoria oportuna. Así que cuando sus hijos eran aún obedientes y curiosos, les hizo el mismo encargo con el mismo resultado. Y les pidió que, como hermanos que eran, siempre se ayudaran en lo que pudiesen y se mantuviesen unidos.

¡Que grandeza de miras! ¿Que mejor consejo y que mejores intenciones? ¡Ah! si la naturaleza humana no fuese tan compleja.

Sería coherente el Rey si el reino se lo asignara a uno solo de sus hijos. En Cataluña tenéis la Institución del Hereu o la Pubilla. En Castilla sin embargo, creyéndolo mas justo, la herencia de un padre se divide a partes iguales entre los hijos.

Sería paradójico que un padre castellano pusiera el ejemplo de la unión a sus hijos, si luego él mismo fuese a dividir el patrimonio entre ellos. Tan paradójico como si el Rey Svatopluk I hubiese dividido su reino en dos o tres partes con la intención de ser justo con los hijos y dar a cada uno una parte equivalente.

A Julio César se le atribuye la máxima Divide et Impera, consejo llevado a El Príncipe de Maquiavelo dedicado a Lorenzo II de Médici y posteriormente lema de Napoleón.

Es posible y hasta probable que tanto la Leyenda de las Tres Ramas como la máxima Divide et impera, sean anteriores a los personajes a los que se atribuyen; todo lo cual carece de interés. Es el fondo lo que importa. La esencia. No la forma. Abstrayéndonos de quien lo pudo haber dicho y para que pudo haberlo usado, la razón nos dice que ambas son ciertas. Y que ambas se contraponen.
Que la unión hace la fuerza, cualquiera lo sabe, lo conoce y lo entiende. Que, por tanto, si divides es mas fácil ganar; es igualmente sabido, conocido, entendido y deducible de lo opuesto.

Cabe entonces preguntaros separatistas catalanes, que sabéis y conocéis la esencia de la Leyenda y de la Máxima susodichas ¿que os mueve a dividir? ¡vencer! Esto es: ganar. Eso os creéis.

Es de suponer que habéis sopesado la ganancia que se obtiene permaneciendo unidos y la que se puede obtener por separado y habéis llegado a la conclusión de que ganáis si os separáis. Pero... ¿os habéis preguntado quien gana? ¿creéis que todos de los casi dos millones que os queréis separar vais a ganar? ¿habrá para tantos?

¿A quien le interesa dividirnos?  ¿será un enemigo externo, alguien que nos envidie, nos odie o por cualquier otro motivo desee nuestro mal? ¿Quien puede querer dividirnos? ¿a quien le produce beneficio? Quizás no exista ese enemigo externo. Ni el grupo Bilderberg, ni el Islam, ni el comunismo, ni la Masonería, ni los extraterrestres, ni ninguna cosa parecida.

El enemigo está mas cerca de lo que algunos pensáis. Y no somos vuestros vecinos regionales. Están dentro de Cataluña. Y en algunos de vosotros está tan cerca que lo tenéis dentro de vuestras conciencias.

Espero que no me tengáis por un meapilas, si apelo a lo que entre los cristianos se llaman pecados capitales y las virtudes que se les contraponen. Si lo pensamos un poco, nos damos cuenta que lo que ha movido al mundo no han sido las virtudes: generosidad, humildad, castidad, paciencia, templanza, caridad; que son propias de gente pacífica, pasiva; sino los vicios o pecados capitales que son propios de gente agresiva, activa: avaricia, soberbia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza o comodidad. Digo gente y quizás debiera decir estado o estadio de la gente; ya que no creo que las personas sean siempre, a lo largo de su vida, iguales. Ni que a la gente se la pueda dividir en mala y buena. Y que cualquiera puede comportarse como héroe o villano ante un caso que se le presente.
Estos sentimientos humanos llamados vicios o pecados son los que han hecho avanzar al mundo. Por ellos se han conquistado y descubierto nuevas tierras, nuevas relaciones, nuevas tecnologías. Por ellos se han realizado grandes obras de construcción e ingeniería. Por ellos se han dominado y sometido pueblos. Por ellos se han declarado guerras o se ha guerreado sin previa declaración. Se ha saqueado, matado, esclavizado. Por ambición, envidia, gula o lujuria y con ira, se han realizado barbaridades, villanías, crímenes.

Pero el hombre, aunque sea un psicópata, no siempre es igual. El individuo evoluciona y, además, aunque sea muy escondido y leve, en su fuero interno sabe que sus hechos viciosos no han sido buenos. Tiene conciencia. Es innata. Puede ignorarla, pero sabe que existe y la tiene dentro de sí. Distingue entre lo bueno y lo malo. Y aunque lo malo le produce grandes satisfacciones, siempre tiene dentro de sí un poso de bueno que le impide gozar en plenitud de su maldad. Tiene remordimientos.

Os voy a contar ahora otra historia. Se trata de la de Francisco Gómez de Sandoval-Rojas y Borja, V marqués de Dénia, I marqués de Cea, Caballerizo mayor,  Sumiller de Corps, I Duque de Lerma, Ministro y valido de Felipe III y a los 65 años, Cardenal.

Este hombre, que mandaba tanto como, o mas que, el Rey, consiguió trasladar la Corte a Valladolid desde 1.601 a 1.606. En ambas ciudades adquirió propiedades antes de los traslados a bajo precio; primero en Valladolid y luego en Madrid las que se habían depreciado tras el traslado primero. Se hizo inmensamente rico. Se le tenía por el mas rico de España.
Cambiaron las tornas debido a las conspiraciones y perdió el favor del Rey. Hubo investigaciones y como consecuencia de ellas ahorcaron en Madrid a su valido Don Rodrigo Calderón de Aranda. Cogió miedo y pidió permiso al Rey para retirarse a sus propiedades de Lerma y solicitar de la Santa Sede el capelo cardenalicio con el fin de preservar su vida ya que a los eclesiásticos no se les ajusticiaba.
En su tiempo, anduvo en coplas. Y la que del se decía era esta: "para no morir ahorcado, el mayor ladrón de España se vistió de colorado".

También sabéis que "a río revuelto, ganancia de pescadores". De verdad ¿pensáis que va a haber peces para casi dos millones de pescadores? No os dejéis engañar.

No pongáis pretextos elevados ni altisonantes. El resto de españoles os queremos con nosotros porque nos hacéis mas grandes y fuertes. Vosotros sois mas grandes y fuertes junto a nosotros. ¿Que Euskadi tiene ventajas y no queréis ser menos que ellos? Eso se puede negociar. Ahí se puede dialogar, sopesar y alcanzar un acuerdo. Pero no os debilitéis mediante una separación. No nos debilitéis.
El amor que nos reclamáis no se puede ponderar. ¿Como se mide el amor, el aprecio, la estima? ¡¡Obras son amores y no buenas razones!! ¿Quien os ayudó desinteresadamente cuando las riadas del Vallés? ¿Quien os garantiza que vais a estar libres de catástrofes en el futuro? ¿porqué España invierte en esa zona nordeste de Iberia? Porque los hados os y nos favorecen. Vuestra situación geográfica tiene valor, pero más porque detrás estamos los demás hispanos y la mejoramos haciéndola fuerte geopolíticamente.
Los demás españoles agrandamos vuestro Mediterráneo con el Atlántico y el Cantábrico. Vuestra Plaza de España de Barcelona tiene el monumento dedicado a los ríos de los tres mares. ¿Lo sabéis todos los catalanes? Muchos españoles lo sabemos.
Vuestra lengua, vuestro folclore, vuestras costumbres, vuestra gastronomía, vuestras costas, vuestras Instituciones son tan apreciadas y queridas como la gastronomía vasca o gallega o andaluza, las voces de vuestros tenores y sopranos tan valoradas como las de los canarios o navarros. Vuestros escritores, compositores... ¡y no digamos de vuestros industriales y comerciantes! O de vuestros agricultores.
¿Que no conocemos Cataluña? Más que vosotros al resto de España. ¿De donde viene ese interés? ¿Del desprecio y el desamor? ¡¡¡No!!! No es desdén. Es estima.
Podría continuar. Pero si lo ya dicho no os ha convencido, seguir sería igualmente inútil.
En conclusión y como una prueba más de mi aprecio y el de mucha gente española, os deseo que no cometáis un error funesto.

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